psiquiatría                                                                                        Miguel Verdeguer Dumont
DEPRESIÓN EN EL ANCIANO
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La depresión en el año 2020 según la Organización Mundial de la Salud se convertirá en la segunda causa de incapacidad en el mundo. La prevalencia de esta enfermedad aumenta con la edad. Es una patología afectiva que se da con bastante frecuencia en el anciano. La sociedad está envejeciendo, modificándose nuestra pirámide de población. El anciano tiene múltiples cambios en este periodo de la vida, su papel varía y de haber formado una estructura familiar con la responsabilidad inherente, su lugar pasa a ser más pasivo quedando relegado en el mejor de los casos al cuidado de los nietos y en otros a la soledad. Precisa muchas veces de la ayuda de familiares.

En esta etapa de la vida existe una mayor posibilidad de enfermedades crónicas y la necesidad de cuidados. El anciano vive muchas veces en soledad por ausencia de los seres queridos y amigos y asiste por tanto a una serie de pérdidas: salud, afecto, seres queridos y amigos. La estructura de los grandes núcleos de población conduce al aislamiento y a la incomunicación lo cual dificulta aún más la capacidad de relación.
La manifestación clínica consiste en un cuadro en el cual existen los siguientes síntomas: pérdida de apetito, tristeza, aislamiento, apatía, insomnio o somnolencia, desinterés por el entorno y marcada apatía. Muchas veces es incapaz de verbalizar lo que le sucede. En ocasiones el anciano somatiza la sintomatología depresiva a nivel físico.

El diagnóstico diferencial se plantea con el comienzo de una demencia senil. Puede existir un deterioro cognitivo del paciente que se manifieste como un cuadro depresivo.

El tratamiento suele ser farmacológico con antidepresivos que no afecten a nivel somático y que tengan las mínimas interacciones con los medicamentos, el cual está habitualmente polimedicado. El inicio a la vida normal debe ser lento y progresivo en la medida que se vaya recuperando el estado anímico. La prevención consiste en no aislar al paciente, llevar una alimentación adecuada y realizar ejercicio físico diario adecuado a su edad. Es muy importante para él y para nosotros recuperar la imagen del anciano dentro de la familia y mejorar su papel en la sociedad.

 

Dr. Miguel Verdeguer